“La ocurrencia es un fenómeno que no se puede enseñar”.
Alicia Steimberg
La primera vez que tropecé con la palabra “SERENDIPIA”, lidiaba con una torre de libros para rendir un examen.
Mientras intentaba entender conceptos abstractos que eran colosos queriendo sentarse en una mecedora de mimbre, volví una página y apareció: “SERENDIPIA”.
Estaba escrita con mayúsculas resaltadas, proclamando que no era una palabra cualquiera sobre la cual yo pudiera pasar como si saltara un charco. Era llamativa; gigantesca. Era una formidable desconocida.
Mi vocación de escritora me llevó a jugar; a tratar de adivinar su posible significado. La repetía una y otra vez, deslizándola entre los dientes y la lengua; haciéndola resonar en mis oídos; buscando algún filamento que encendiera la luz.
“SERENDIPIA”. Podía ser sinónimo de “serenidad”, pero hubiera sido más sencillo decir “serenidad” y no esa palabra exótica. ¿Sería un híbrido entre lenguas? ¿Un planeta recién descubierto? ¿Algún lugar todavía inexplorado? ¿Podía ser el nombre de una reina perteneciente a la primera dinastía de una antigua civilización?
“SERENDIPIA”. También era posible que se hubiera bautizado así a un medicamento listo para salir al mercado y que sería la cura para miles de enfermedades.
Entre estas y otras ocurrencias, aún no había hecho lo adecuado: resolver mis dudas con la ayuda de un diccionario. Habría sido demasiado fácil. Ahí descubriría el significado de la misteriosa palabra, pero sería uno y sólo uno, mientras que yo estaba jugando con un sinfín de posibilidades que les daban alas a mis ganas de inventar.
“SERENDIPIA”. ¿Sería un efecto sobre el cuerpo al dormir bajo la sombra fresca de un árbol? La palabra me sonaba a jacarandá…
Fuera lo que fuera, era una palabra importante. Era grandiosa. Estaba segura de que se refería a cosas que le daban felicidad a la gente.
Seguí escapándole al diccionario. Preferí ensayar asociaciones nuevas cada día; encontrar sonidos diferentes; texturas sugestivas.
“SERENDIPIA”. Era un placer para los cinco sentidos y también un desafío intelectual, porque más tarde o más temprano haría el inesperado hallazgo. Así, por casualidad, sin estar buscándolo o buscándolo sin querer. Algo como esto es lo que hacemos los escritores cuando jugamos con las palabras.
L@s invito a fantasear con posibles significados de “SERENDIPIA” antes de acudir al diccionario.