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ALGUNOS HILOS NO PUEDEN ANUDARSE


Hace años, durante mi búsqueda genealógica, conocí a María Luisa Sanino. “Conocer” es una forma de decir, porque ella vive en Italia, en una localidad piamontesa, y no estuvo nunca en la Argentina. Sin embargo, durante todo este tiempo nos comunicamos a través de correos electrónicos.

En los primeros, María Luisa me contó que sus abuelos maternos vivieron en General Cabrera (Córdoba), una ciudad muy cercana a la mía, durante la década de 1920. En pocos años, desengañados al ver malogradas sus cosechas, decidieron regresar a su país. Aquí quedó una tía abuela de María Luisa, Teresa Colombano, casada con Santiago Lingua.

En las palabras de María Luisa se percibe la nostalgia por la pérdida de esa rama de la familia a la que nunca pudo encontrar:

“Este contacto que tenemos a través del correo electrónico hizo renacer en mí un sueño que tuve durante muchos años y que quedó arrinconado por diversos motivos. Deseaba ir a la Argentina, a General Cabrera, Córdoba, en busca del hermano y la hermana de mi abuela. […] Mis abuelos me hablaban de Argentina… ahora [ellos] no están más y tampoco está mi tía Benita, nacida allá, pero mi deseo continúa. ¡Ojalá logre realizarlo! […] mi tía decía que por un tiempo se escribieron, pero después dejaron de hacerlo.

Te envío algunas fotos de los hermanos de mi abuela… si forman parte de tu libro, ojalá algunos de los descendientes de las familias Colombano, Lingua y Masseroni reconozcan a sus ancestros y podamos reencontrarnos…”.

Conmovida por su esperanza, empecé a buscar descendientes de Teresa Colombano y Santiago Lingua. No me costó mucho dar con un nieto de este matrimonio. Le hablé de María Luisa y su ilusión. Desde Italia, ella esperaba con un entusiasmo contagioso, una carta, un e-mail, una comunicación cualquiera para salvar casi cien años de separación. Fue una espera infructuosa. A la familia argentina no le interesó saber cuál fue el destino de esa hermana de Teresa que no tuvo más remedio que retornar a Italia.

María Luisa vio fracasado su sueño. Desde allá, ya no espera. Aprendió, con pena, que hay hilos que no pueden anudarse.

Familia de Santiago Lingua y Teresa Colombano, inmigrantes italianos radicados en General Cabrera (Córdoba) en la década de 1920.

Fotografía enviada por María Luisa Sanino, residente en Narzole, Piamonte, Italia.

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